Despacio.Nunca es demasiado tarde, nunca un texto es demasiado largo, nunca hay demasiada prisa.
Encuentra el olor, el sabor, la imagen. Encuentra el mensaje.
Escribo mi película, tú lees mis líneas y ves la tuya.

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domingo, 29 de junio de 2014

En otro intento de ordenar mi cabeza.

Estoy bloqueada, algo me obliga a ponerle freno a la inspiración que intenta tocarme, a la creatividad que intenta salir a la superficie. No escribas, mañana tienes un examen. No escribas, ya son las dos de la mañana. No escribas, llegarás tarde.
No escribas.
Estoy harta, cansada, necesito reponer combustible. Estoy triste. ¿Lo estoy? Suena tan débil, tan "necesito que alguien me cuide", que alguien me abrace...
Sólo necesitaba esto. Llorar silencio. Escribir un poco.
Qué soy, qué es esto.
Y escribo y no siento nada. No siento alivio, no siento euforia. No me siento bien. Escribo y escribo mierda.

No sé cuándo conseguiré lo que me propongo, si lo que me propongo provoca mi debate interno entre si debo seguir escribiendo o si debo intentar dormir. Me apasiona la primera idea, pero estoy cansada y me aterroriza pensar que si nada bueno sale de aquí, mi noche será peor de lo que ya me esperaba. La segunda opción, dormir sin más... Me paso las horas esperando algo que no llega, algo que ni si quiera sé lo que es. Es como si buscase algo que me sorprenda, que me entretenga y me provoque un gran entusiasmo. Como una buena noticia, una de las grandes...
Pero nunca llega.
Estoy pensando en quienes me rodean habitualmente. Qué ocultan, qué sienten, hasta qué punto están bien. Qué pensamientos tienen hacia mí.
A veces intento mirarles a los ojos y jugar a que sé lo que hay detrás. Simplemente me gustaría que alguien me hablase con el corazón en la mano por una vez; ¿por qué tenemos miedo a que descubran quiénes somos?
También están ese tipo de personas enigmáticas cuya voz apenas conoces pero cuya sonrisa lleva tu nombre (aunque no sea el único) y el propósito de mejorar tu día. Esas personas que no tienen un atractivo especial ni físico ni intelectual, pero que sientes que podrían valer oro. Son expectativas y velos de apariencias que se acaban rompiendo como medias finas. A veces para mal, otras para bien.
Imagínate el mundo sin expectativas. Sería como no vivir en él...