Despacio.Nunca es demasiado tarde, nunca un texto es demasiado largo, nunca hay demasiada prisa.
Encuentra el olor, el sabor, la imagen. Encuentra el mensaje.
Escribo mi película, tú lees mis líneas y ves la tuya.

Seguidores

lunes, 28 de diciembre de 2015

Hablándote en el desierto temblando.

Practico funambulismo lingüístico con el miedo a ser como el agua: transparente, sin color, sin sabor, simple. Vuelvo de nuevo dándole vueltas a lo mismo, caída en el abismo y de cabeza contra el miedo.

Es arrepentirse, pero repetir. Reflexiono sobre esto del placer del recuerdo frente al dolor de recordar. Abriendo los ojos, cerrándolos, abriéndolos…

De vuelta a Atenas, como Teseo, como los treinta tiranos. De trucos y tratos estamos hartos. Está triste entre barajes y trajes o triste a las 3 a.m. tiritando y tambaleándose. Tanto tonto trágico tratando de entender sin éxito mientras el tic-tac del reloj tiene al tiempo temblando. Veo que te cansa lo que estás haciendo y lo sigues haciendo. Veo talentos tenues, hastío y tedio. Tengo asuntos que no merecen mi pena entre las manos.

Busco necesitar necesidad como un necio. Sé que lo que un día fue miel hoy puede ser veneno, que lo que fue un paso de pronto es un abismo. Ahora mi cabeza es un puto templo hedonista y para matar a un solo pájaro necesito veinte tiros.

Me enseñaron a aprender jugando y aprendí. Ahora no sé a qué juego.

sábado, 21 de noviembre de 2015

Invierno

Vuelvo a casa y el hecho de que no sea Navidad sólo lo hace menos dulce. Escribo por la carretera, el frío hace que me imagine nieve, la nieve hace que me imagine cocaína y, en este punto, llego a un pensamiento doble: por una parte está C. Tangana con sus Bolsas también bajo los ojos, por otra estoy yo en el Avante con mi cara de felicidad por su culpa. Cada día mi mente es mitad presente y mitad recuerdos, o quizá más de la mitad. No vivo en el pasado, no es eso de "cualquier tiempo pasado fue mejor" (distorsionan esa realidad, el ayer no fue mejor aunque sus mentes hagan que piensen lo contrario). De repente el lunes es día de escribir de camino al supermercado más alejado para distraerme, es escuchar Avant Garde en busca de algo que me saque de la monotoníaa la caza de algo que me saque el corazón del pecho, lo mande de viaje y me lo traiga de vuelta, vivo. Vivo buscando con ansias pero feliz, encontrando lo que no buscaba. Voy de sorpresa en sorpresa y no me imagino nada mejor para mí.
Le veo a lo lejos, me alegra el día. Voy de expectativa a expectativa cumplida, me tiro porque me toca tirarme al vacío, mío, tocar fondo y salir a flote. Con los dedos de las manos cuento a quien se lo he contado y aun hoy me pregunto quién es importante aunque lo sé de sobra.
A 150 metros de la catedral, a 80 kilómetros de casa, a 20 minutos de casa a pie, de mi segunda casa. Dónde estás. En mi cabeza cambio la programación cuando quiero y ahora me entretengo imaginando qué estarás haciendo.
A veces cuando me despierto amanece un día en el que escucho el ruido de las sabanas, veo la belleza de las lámparas de casa, del camino empedrado a clase. La manera en que un escenario lluvioso altera las emociones y el privilegio de estar sentada en esta silla acolchada. A veces amanezco admirando la suavidad de mi pelo, la belleza de su imagen en mi mente, la virtud de estar pensando algo único, el puto derecho privilegiado del plato lleno que me pongo sobre la mesa compartida. 
Desnuda ante tu arte escribo mejor. Tan sensitiva que el dolor me place, tan racional que el placer me duele. Contradicciones en mi cabeza como que si estoy cansada no descanso. Si observo absorbo. No me permite hacer un giro de 180 grados este alcohol de 40, pero no lo necesito. No miro atrás, camino hasta alcanzar lo que no es necesario pero exijo como oxígeno.

domingo, 25 de octubre de 2015

Santiago de Compostela.

La felicidad es el estado mental positivo que permanece cuando, a solas y libre de distracciones, te enfrentas a tu conciencia. Mi voluntad está sometida al morbo que me produce pensar "y si no, ¿qué? ¿Cómo acabará esto?" Soy yo frente a las consecuencias, cara a cara, sin intermediarios, sin padres, sin frenos, sin más guía que mi cabeza cansada de no sé qué y con otras necesidades que no son nutrirse de conocimientos que siento que en esta etapa no puedo llegar a interiorizar.
Santiago es salir un miércoles, escuchar la lluvia chocar contra el techo de nuestro patio, tomar café en los largos descansos de la facultad. Es darle una calada a un porro por exceso de sangría y escucharles decir“te olvidas de los problemas, problemas, cualquier problema”.. . Es Rúa Nova, Rúa Vella, la Plaza Roja. Que los jueves de madrugada no se quepa en el centro. Saber que pinta, mantener ebrios una conversación atípica y semiprofunda porque decir profunda impresiona. Rememorar un jueves lluvioso al mediodía lo que pasó el jueves anterior. Desear autocontrol pero ser consciente de que no es tu verdadero deseo. Intentar ser responsable y que la tentación lo cubra todo. Vuelvo. ¿Pintas? Yo no, pero te escucho. I can’t paint… Pero todo está manchado.
Delirium es una canción de Recycled J pero parece mía, como la Sala Capitol con esos raperos llenándola, mía... La sentía mía.

Ven Van Damme y dame la responsabilidad suficiente para no apagar el despertador y volver a quedarme dormida.
(Simplemente, aprende que si no lo haces tú, nadie lo hará por ti más de una vez).
Santiago es superpoblación de estudiantes, turistas y lluvia.
Es cultura y vida nocturna. Es mía. La siento mía.

Quiero hacer grandes cosas y estoy trabajando en ello, eso sí: a la velocidad a la que como, muy, muy lento...  Mientras me imagino los ojos que quiero a escasos centímetros, llega el final del día y voy cerrando los míos, recordando por lo que voy pasando, dejando una miga de pan cada día, una hoja de papel en el suelo que sólo existe en mi cabeza y en mi habitación.
Eso de "Nunca te acostarás sin haber aprendido algo nuevo" nunca ha tenido tanto sentido. Estoy viviendo lo mejor de mí.

domingo, 27 de septiembre de 2015

Estoy en la facultad, perdiendo facultades.

El pecho se me está quedando helado, hace mucho que no prendo el fuego...

Catástasis ¿Tan pronto?
Se apaga solo.
Metástasis. Bajo.

                         Catarsis. Subo. Si escribo para alguien, me centro.

Ayer me acosté a las cuatro y veintidós, no habían pasado ni cuatro horas cuando sonó el despertador y ahora la estoy palmando de sueño. 
Los días son experiencias sensoriales y extrasensoriales aun sin estar drogándote.— Me lo repito, pero no puedo evitar sentir este orgullo que me invade al acostarme con el pensamiento de "llevo diez días sin beber y cinco meses sin tomar pastillas". Y qué si estoy satisfecha. Aquí estoy, lo estoy.

No me quito de la cabeza el vídeo que vi esta tarde. Me enseñó que el camino para cumplir tus sueños es la experiencia más inolvidable y, aunque no llegues a alcanzar tu meta, harás grandes descubrimientos, ante todo sobre ti mismo, y conocerás personas que despertarán en ti lo que pocas pueden. No importa lo que muchos digan al respecto: amar es lo más puro y bello que existe. El amor es el Motor: el amor a uno mismo, amor a la familia, a los amigos, a la pareja, amor a los recuerdos, a las cosas, amor al arte... Sobra decir que éste último es uno de mis favoritos, pero cuántas veces habré dejado de lado el arte por un amigo o un familiar sin haberme arrepentido jamás. El arte está en los ojos del que mira (una gran parte) y no soy la misma sin el amor que recibo y entrego a todo lo demás.

No sé qué es lo que me sucede últimamente. No puedo pensar, no puedo escribir, no puedo hablar con claridad...
Con sabor a ron y caramelo a las seis de la tarde me pregunto por qué coño no puedo decirte algo bonito sin que suene intencionado, empalagoso y fuera de lugar. A qué juego estamos jugando. Necesito esforzarme y sólo pienso en divertirme.Es todo lo que hago. Cualquier otra cosa es desterrada de mi mente antes de que cuente cinco.

sábado, 15 de agosto de 2015

Yo te quiero como soy.


Abrí los ojos y desperté de mi sueño. Me dice que el sol sale igual aunque no suba la persiana. ¿No es triste tener una vida maravillosa y no poder dormir por tener pesadillas? Estoy a gusto cuando duermo. En mis sueños la vida es un sueño.

La sal de la vida, echarle aceite a la comida, bailar a oscuras, sentir que la atmósfera es tuya. Esta vez es tuya.
Enciendo la lámpara y la pesadilla ha terminado. Existe un instante casi imperceptible entre el momento en el que el mal sueño se apaga y el momento en el que vuelvo en mí; en ese instante aún no comprendo dónde estoy, quién soy y cómo me tratan los días. Es entonces cuando, durante aproximadamente una milésima de segundo, me siento liberada.
Me pregunto, Irene, ¿por qué estás triste si ves el mar desde la ventana? A veces el cuerpo te pide más y más y el corazón más y más y la mente más y más pero qué es la arena sin la playa, qué es la brisa sin el mar, qué es el árbol sin su bosque. Ya ves, un árbol solitario. Qué es mi cuerpo sin mí, eternamente encerrado en un túnel sin luz, con el pelo alborotado y negro que más pronto que tarde empezará a ser gris. Pero no será gris si no estoy. Qué es mi corazón sin mí. Un corazón abandonado.
Perderse es la única opción para salir de este laberinto,  hacia arriba como el agua cuando hierve. Me evado, levito y estoy fuera. La roca en tu boca pide más. Me pregunto qué es lo que menos sentido tiene, si la arena sin la playa, mi cuerpo sin mi alma o que esté triste mirando al mar. Si lo importante es sentir algo...
No te sigo, digo, que no te entiendo, no logro comprender adónde quieres llegar ni qué piensas ni por qué lo piensas ni por qué no lo dices en voz alta. Me estoy volviendo loca.
Estoy en el cielo porque estoy en las nubes. Me digo, si quieres amar despréndete de tu egoísmo. Me dosifico como el Ventolín.
Yo amo a Muriel y amo a mi hermano, amo a mi madre, amo lo que escribo, amo el agua de la que bebo... ¿Alguna vez has caminado por la orilla sobre las huellas de otro? ¿Alguna vez...?  ¿Recuerdas cuando tenías quince años? ¿Recuerdas cuando tenías diez?
La belleza exterior me entra por la retina y la recibe mi cabeza, la interior me la quedo dentro del pecho y, con los ojos cerrados, la pienso en bucle y la siento. El calor me ata una soga al cuello, como los compromisos. Siento que escapas de mí como los pájaros de la tormenta.

domingo, 19 de julio de 2015

80 segundos en mi mente.

No es tan bueno lo que escribes como lo disfraza la euforia del momento, la euforia de acercarte a retratar con palabras el sentimiento y lo siento, lo siento, lo sentido es el pésame por alguien que no ha muerto pero estamos muriendo, digo, morimos día a día en la peor de las agonías porque no avanzamos y estamos rendidos antes de haber marcado un comienzo.
Lo vi cuando las llamas lo iluminaban y la belleza de la imagen quedó grabada en mi retina (por todo mi cuerpo, se extendió la magia). No hago lo que quiero, tampoco lo que debo. Alimento una imagen que los dieciocho están dispuestos a dar, pero yo no sé a qué estoy dispuesta y desconozco mi cupo de equivocaciones. La luz no me deja ver el túnel.
Noté la saliva ajena y desperté de mi sueño. Aquello no era un sueño. Con sutileza nos apartamos. No sé por qué tú, si yo no... Por qué ésto si yo no... No... No quiero esto.

Hoy vivo con el miedo a haberme acercado a quien no debía pero SÍ QUERÍA, y haberle dicho lo que quería y que le quería, porque no hay verdad más absoluta que la que digo más alto de la cuenta cuando estoy a punto de vomitar el corazón por culpa del Absolut. La marca se paga pero el cuerpo lo nota. Y yo quería notar tu cuerpo pero no estabas, otra vez no estabas... Sólo estaba yo.

Quiero contarte todo esto. Sí, un hombre en el que llorar. Me tienes, ¿no quieres lo que tienes? A veces uno tarda en darse cuenta. La mente viaja 8 días después del cuerpo y yo, yo me paso el día viajando entre mis propias nubes que no paro de pisar y pisar y pisar y destrozar... Nubes, cristales... Nada refleja el dolor mejor que la sangre, aunque sea un dolor por dentro, muchos quieren verse sangrar. Eso no va conmigo, nunca lo he entendido, nunca comprendí nada no comprendo no no no por qué me paro en 
El estómago de vez en cuando se empeña en demostrarme que en mi organismo el alcohol aún existe. Estuve mal no estuvo mal voy mal me viste mal pero qué bien lo pasamos...
Beba lo que beba al final es el mismo sabor. A dos pasos de conseguirlo, nunca me vi tan cerca. Deja de idealizar -¿y entonces cómo vivo? ¿Pies en el suelo? Me gusta este juego.
Juego, ¿juegas? Apuesta por mí, Dostoyevski me escribió un buen libro. Relata que no estoy bien, lo dije, estoy mal voy mal tengo el mal en los zapatos... Vení a sacame las arenas de los pies o el humo de las lágrimas. Devuélveme las horas que no recuerdo. Me hubiese gustado otra noche (yo tenia el mando y le di al B) pero estuvo bien. Pasan los días y replay, replay...

domingo, 21 de junio de 2015

Esencias y escrituras automáticas (II).

James Joyce en mi mesita de noche, flores a mi abdomen, Muriel por todas partes, en todas partes, contigo. No aguanto un minuto más.
Quiero vivir, dar mi 100%, pero nunca es suficiente, siempre estoy cansada, cansada porque nunca es suficiente... La motivación es demasiado escasa.
Quiero unos labios que me hagan estar tranquila. La paz no tiene que ver con el exterior, esa dura un puto segundo. Arregla tus conflictos y busca tu paz, Dios no te va a guiar, no te va a salvar, te guiará tu propia voz, tu puta conciencia insana...

...

¡Por lo menos William Faulkner y James Joyce estarán en mi examen y sé hablar de la escritura automática además de hacerla! Quiero unas vacaciones que aún así me hagan sentir útil y un curso que no me haga sentir lo contrario. Vaya éxito. Qué fracaso. Nuestro éxito es un fracaso.

...

Sususueño Susi ven diles que sabes que dicen que quieres un Kinder Bueno!
Seguimos abrazadas a la aguja de los minutos que violentamente se mueve y arrastra consigo a nosotras y al tiempo.

...

Paro y resbalo, me contradigo, sigo y disparo porque no puedo, no debo parar, no quiero, ahora sí siento que fluyo y aunque no hago lo que debo, estoy bien y por eso sé que no me estoy equivocando...

...

Tenemos la edad que pensé que nunca tendríamos y yo unas ganas de llorar por esto que pensé que nunca sentiría.
Lo cierto es que echo raíces cada vez que camino y me riego con mis propias lágrimas.
Y sé que en algún momento dejaré de echar de menos, la historia se repetirá y el cambio continuará haciendo de las suyas. (Las agujas siguen dando las mismas vueltas, como yo hago).

...

Disfrazamos la libertad de verano. Nos estamos quedando ciegos pero ya no vemos la tele y no nos interesa el encerado así que doblemente ciegos, aquí seguimos.

...

Mantente fuera de mi alcance, como las mejores medicinas. Hablemos de la esclavitud de escribir.

domingo, 31 de mayo de 2015

Esencias y escrituras automáticas.

Ya no eres esa niña rubia a mis ojos y dulce a los de todos. ¿Es cierto que ya somos mujeres, que no volveremos a ser niñas? Prepárate, porque al igual que el tiempo ha alzado tus pechos éstos muy pronto se sentirán atraídos por el suelo, tu pelo cambiará solo de color, tú no tendrás que hacerlo. Y dime, ¿qué habrás hecho hasta entonces?

...

Me arde y duele el lado izquierdo de la lengua. El perfil bueno queroseno Natos hazlo de nuevo y qué bueno, qué bueno mi mensaje para Asel en su día. Te quiero Muriel, te quiero. Mi clase una grande e indivisible como el ejército... Tengo respaldo en el resplandor de este sol, sol nos vemos los dos, nos vemos; adiós, adiós... Billy Boy, comiéndome la cabeza.
Skagboys, hispaboys... Iago hazme un favor y ayúdame. Te quiero.
En el centro una flor. Cetro, féretro. Deja de rimar Irene, deja de rimar, lo haces mal, mal, el mar tar-de de-dos dos somos nosotros, ven, báilsame Instimissimi, Jorge Escorial...

...

Estamos en Teis, ¿te acuerdas? No escucho el ruido de mis pensamientos porque otro ruido les supera. Y qué esperas. ¿Qué esperas del día de hoy, del de mañana? Los días son una espera infinita, hasta en tu último día, lo único que haces es esperar tu muerte. Hoy en un semáforo se me ocurrió pensar que paso mi tiempo caminando sobre nubes, huevos, cristales. Lo cierto es que somos peatones que en un semáforo en rojo no dudamos en buscar nuestro reflejo cuando el bus pasa a toda velocidad.

...

Me volveis loca. Llevais todo el curso volviéndome loca.
Esa mirada fría podría conquistar cualquier cosa.
Recuerdo mi cumpleaños, la clase de Román Raña. Nuestro 0 en filosofía, nuestros silencios cuando podíamos hablar, nuestra particular manía de hablar cuando no debemos.
Haz un esfuerzo por recordar. No sé cómo decirte que me tienes, joder, me tienes, ¿no me quieres? ¿No quieres lo que tienes? Me hubiese encantado haber bebido lo suficiente cuando sé que nos vimos y nos ignoramos. No te hubiese ignorado, ¿me hubieses ignorado? No sé, me gustas. Te debo mucho. Vales mucho y a veces creo que no puedes darte cuenta.
...

Cuando menos te lo esperas nace una flor en un puto desierto. Muriel, éste es nuestro desierto con mil y un espejismos y las flores, lo que estamos escribiendo. Miro mis zapatillas y pienso en los zapatos que me tiró mamá. Habían pisado Londres, había pisado Londres y es que una vez estuve tan lejos...

domingo, 19 de abril de 2015

Más que Xanax son ganas (y pierdo, si me apuras).

La sangre fluye por mis venas como agua en los ríos de cualquier montaña y cuando por fin llego, cuando por fin cojo el bolígrafo, yo misma me convierto en el folio en blanco. Tienes que escribirme.
Te quiero para no dormir cuando no duermas, para observarte cuando el sueño sí te invada. Te quiero por esa magia que se extiende por todo mi ser y reside en tu saliva que cura mis labios; ni el frío ni las lágrimas amenazan ya con herirlos.
Si tropiezo no me caigo, me agarras, me salvas una vez más.
Tengo los pies fríos pero no paro de moverlos en círculos, como los gatos sus colas cuando están contentos.

El efecto post-efecto, qué bien lo conozco y qué bien se me da olvidarlo. La amnesia anterógrada me hace sentir con aún más frecuencia que todo es un sueño.
Qué bien estoy hoy, no quiero que sea el Xanax. Quiero que sea que sé querer y quiero, que veo la luz por fin y no me obsesiono con ver mucho más, como siempre hago.
Estoy inspirada y llena de entusiasmo. Soy energía positiva, locura transitoria, me ahogan las ganas de amar a los míos, a las mías, las ahogo en un abrazo sincero y comparto palabras que deberíamos decirnos más.
Quiero que cada persona que en este puto aula me aguanta día a día, sepa que le he cogido un cariño que creí inconfesable y sin embargo hoy confieso. Siento que nuestros días aquí se nos escapan como agua entre las manos, nos queda tanto por decir... Una vez estábamos sentados en estas sillas verdes y nos conocimos; ahora: complicidad mutua, como compartidos son también los tragos amargos.

Gracias a mi terraza, por ser escenario de todo lo bueno, inhabilitada últimamente por superpoblación de lluvia.
Soy honesta, pero le doy vueltas y vueltas y vueltas, no soy directa, me gusta escribir en espiral.
Dentro de mí es primavera, pero allí fuera siempre dicen que es diciembre.
(Vivo en un bucle, pero por lo menos me muevo, no te estanques).

Ay Muriel, ojalá algún día conozcas este sentimiento de serenidad profunda y absoluta. Ojalá por otras causas. Ojalá nunca por los mismos medios que los míos.
Tengo los mofletes sonrosados, la piel muy suave y sin ojeras, mis ojos despiertos, pero no del todo, se entrecierran. El Lorazepam ya se habrá retirado pero todavía quedan restos de su efecto y no se avecina ni a dos manzanas la necesidad de más. He dormido tres horas y sigo teniendo ganas. Me siento como si me acabasen de hacer el amor tres veces.

sábado, 21 de marzo de 2015

Entre mi cabeza y el presente, espada y espalda.

Duermo poco y todo son voces, ruido; me imagino en una playa, enterrada en la arena hasta el cuello y transformo este ruido en el de las olas, un sonido con el que no se puede competir. Entonces, allí, siento que es el mejor momento para escribir, con las manos enterradas, inmovilizadas, sin folio, sin bolígrafo, sin nada. Solos el mar y yo, pero mi cabeza, como siempre, parecía el escenario de un vulgar debate de Telecinco y ni el mar ni sus olas pudieron hacer nada para evitar que, una vez más, los problemas más absurdos y a la vez más complicados, se enredasen en mi cabeza como el cable de mis cascos. Dejé de estar en la playa, junto al mar; no había estado allí, de hecho, nunca estoy donde estoy hasta que dejo de estarlo.

Los anuncios de plataformas en las que corrigen tus textos y se comprometen a ayudarte a pulir tu técnica están cerca de hacerme reír. Ya no sabemos dónde rascar para sacar dinero. Nadie sabe mejor que tú lo que quisiste expresar y cómo, no dejes que lo transformen. Se mejora a base de experiencia: si quieres nadar mejor tienes que nadar, si quieres estudiar mejor tienes que estudiar, si quieres jugar mejor tendrás que jugar, si quieres escribir no dejes de hacerlo.
Soy como los mejores rappers en mi cama, escribiendo las mejores frases en mi cabeza y creyéndome que las recordaré por la mañana. No las escribo al momento, estoy demasiado cansada. Lo único que tengo al despertar es la anécdota de que ayer soñé que escribía el mejor párrafo, un párrafo que te hacía llorar y hoy no tengo nada, salvo la ambición de seguir persiguiendo ese sueño.

La primavera está a punto de caer sobre mis folios, los días se alargan y yo, como dijo Heráclito, nunca me baño en el mismo río, quiero fluir: fluyo. A mis hormonas les están saliendo flores y a mi paciencia una sala de espera; no necesito que escribas, ¿te gusta lo que lees? Al mejor futbolista me basta con verle jugar, para valorarlo no necesito un balón y saltar al campo.

domingo, 1 de marzo de 2015

Ya ha pasado todo.

El peor momento de mi vida duró casi un año. Doy gracias a mi cabeza, por permitirme narrar la historia con un dolor paliado por el tiempo, un dolor asimilado y superado por el alivio de un sincero "ya ha pasado todo".

A mi madre no la tratamos como a una reina, no la tratamos como merecía. Siento que no merezco nada después de esto, pero quizá en mi situación pocos hubiesen actuado de distinta manera. Estábamos llenos de rabia, de tristeza, de amargura, de "por qué a nosotros, por qué a ella", de dolor. No sabíamos tratar bien a nada ni a nadie porque estábamos hechos trizas... La mirabas y querías arrancarle de dentro eso que tanto daño le hacía. Por supuesto que no la tomabas con ella, pero la desesperación impedía verlo todo de color de rosa y nunca fuimos capaces de animar con gestos y palabras. Tan sólo intentábamos hacer la vida un poco más fácil para todos, con movimientos cansados, intentando que no le faltase de nada, que tuviese fuerzas. Pero incluso entonces, mamá, parecía que eras tú la que más fuerzas tenía, la que más hacía por todos nosotros...

El cáncer fue nuestro dictador. Le teníamos miedo, pánico, nunca pronunciábamos su nombre. Lo odiábamos en silencio y sentíamos como si nos estuviese apuntando con un arma en la sien constantemente.

Querías abrazarla y decirle que la querías por si se iba. Pero no podías. Eso sería aceptar que algo malo estaba pasando y que algo peor podría pasar. Nos conformábamos con mantener el silencio, el orden y la calma. Nuestras vidas de repente se convirtieron en rutinas tranquilas en las que nadie se reía y si lo hacía, era con una amargura imposible de disimular.
Doy gracias a mi madre, por superar una enfermedad tan dura. Gracias a mi cabeza de nuevo, por permitirme escuchar incluso de mis propios labios la palabra 'cáncer' con la única consecuencia de una pequeña punzada en el pecho o en el estómago. Gracias a la ciencia. Gracias a esta enfermedad, por desaparecer de nuestras vidas y enseñarnos, aun con tanto dolor, el valor de la vida grabado a fuego. Fue tan duro aprender de la experiencia que sé que nunca podremos olvidar. Ahora por las noches cierro los ojos y respiro de otra manera, y es que estamos aquí, juntos, vivos y sabemos valorarlo aunque nos tiremos los trastos a la cabeza ocho de cada siete días.
Antes de cerrar los ojos, cada noche pienso en algún problema y acabo durmiendo en paz, porque nunca ninguno fue tan grave como el de la historia del peor momento de mi vida. Doy las gracias porque a día de hoy se terminó. Sin embargo, el momento más feliz de mi vida sigue durando, lleva durando muchos años, y es el poder discutir con mi madre, contarle cosas, escuchar sus consejos, sus críticas, sus riñas, sus gestos de cariño, su risa, sabiendo que está sana, SANA, y valorando cada vez que entra por la puerta y habiéndola achuchado cada vez que sale. Mostrar afecto cuando te desprecias y desprecias el mundo que te rodea es tan, tan difícil... Sigo creyendo en tu omnipotencia porque me la demuestras con creces y quiero darte más alegrías que disgustos, mamá, tantas y tantas veces hacerme daño a mí significa hacerte daño a ti que yo no quiero que así sea, pero así es...

domingo, 1 de febrero de 2015

Panorámica del presente.

Odio todo esto de fingir que nos va bien, que no dudamos, que somos personas seguras de sí mismas. Deja de fingir afuera, sincerémonos aquí dentro, nos parecemos tanto que me dan escalofríos...

Me repito. Sueño con unos labios y temo al frío que estropea los míos. El calor de la calefacción y la aspiradora, tan incompatibles, se mezclan en el ambiente. Estamos limpiando la casa porque mi primo vuelve. Estoy segura de que seremos los mejores anfitriones y se irá de aquí con la imagen de un hogar en el que sus tíos y primos siempre están juntos, no suelen gritarse, se comunican, respiran amor y paz. La verdad es que pagamos nuestro mal humor los unos con los otros, peleamos y cuanto menos nos cruzamos, cuanto menos tiempo al día pasamos juntos, mejor. Nos va a costar mantener la compostura una semana. Nos queremos y eso es lo que nos salva y nos hunde al mismo tiempo.

Fuera todo va bien. No me dedico a fingir, respiro aire puro y me siento mejor que nunca. Es la segunda noche del año en la que celebramos el paso a la mayoría de edad de un amigo. Todo son porros y condones. Ya no me siento apartada por esto. Siempre hay alguien más que no y juntos nos preguntamos de dónde sale tanto dinero para cada uno de los vicios.
Te quiero igual con un porro en la mano, te miro a los ojos y sigues siendo aquel niño; duele, pero es una punzada de dolor que dura un instante y se va. Eres aquel niño y este hombre y te quiero así, por este tiempo que se nos escapa entre los dedos y mil motivos que no son tan importantes.
Se introducen algunas caras nuevas y es agradable, como cuando pruebas a hacer algo nuevo y lo disfrutas, pero siempre te ha gustado escribir y vuelves, vuelves a escribir porque nunca vas a dejar de querer hacerlo.
Nunca sustituiré por una nueva compañía a alguien que me ha visto crecer.

En mi último año de instituto todo es ansiedad y lágrimas. Supongo que los adultos no dejan de llorar: aprenden a admitir que lo necesitan.
Sigo sin encontrar a nadie, sigo sin saber buscarlo, veo unos ojos bonitos y una voz amable y a veces dudo. Pero ni yo soy el Ulises de James Joyce ni tú mi Odisea que nada tiene que ver con el libro que estoy leyendo.

No asisto a clase, subo a la terraza que me salva los días con dos abrigos y siempre frío, frío, frío. Los que tienen que saberlo lo saben: si tienes fiebre, en vez de un trapo mojado puedes usar mis manos.
"Vamos a analizar la siguiente foto panorámica que presenta un paisaje industrial..." Coloco el trabajo copiado y a medias encima de este folio y me engaño. Soy la siguiente. Diecisiete años y trescientos cincuenta y seis días. No sé qué es lo que está pasando.

sábado, 10 de enero de 2015

Mi musa viene de Oriente y no existe.

Comienzo el año de rojo, no como Cristina Pedroche. Me busco en el espejo y creo encontrarme cuando otros me dicen: "te veo distinta" y qué sabrán ellos de distinguir, qué sabrán ellos de distinción.

Hoy los niños son mucho más espabilados, manejan móviles y vocabulario obsceno con diez años, pero siguen creyendo en los Reyes Magos.
Recuerdo mi vida desmoronándose cuando, caminando cerca del ayuntamiento con seis años, mamá cedió ante tanta insistencia y nos lo confesó. Mi hermano, de ocho, lloró durante dos días. Yo tenía el corazón roto por primera vez.

Y aquí estoy, con el regalo que le he comprado a mamá entre mis manos y un débil rencor latente que se difumina porque te quiero, porque te amo, mamá.

¿Qué será de mí este año, con mi mayoría de edad, mi sueños sin cumplir, desnuda de propósitos y sin ganas de subirme a los pocos trenes que se paran aunque sea unos segundos a esperarme? Me imagino mi cuenta atrás, treinta y cinco días, ¿qué he hecho hasta ahora? He sido tan poco impulsiva, tan poco trágica. Me recuerdo siendo una cría en el parque de la Seara donde no quería subirme a no sé qué cosa por miedo a romperme la cabeza.

Me han faltado besos, me ha faltado el amor típico y no tan típico de verano, me ha faltado estar colocada con mis amigas de madrugada, me ha faltado bailar, me ha faltado alcohol, joder, ¿quién puede decir eso a estas alturas?
A mi edad los Reyes regalan resacas en vez de carbón. Yo les pido un buen año con un puñado de sorpresas agradables que me proporcionen aire fresco, risas de las que ahogan, conocimiento a base de experiencia y mucho, mucho amor que me empalague en secreto.

Yo ponía agua a vuestros camellos y mi padre me hacía el favor de bebérsela...

Ojalá los Reyes de España fuesen imaginarios y no los de Oriente. ¿Qué pintan los Reyes en mi texto? Lo mismo que monarcas en el país.
Traedme algo de musa, por favor. Demasiados ya parecen un cine de sesión continua.