Despacio.Nunca es demasiado tarde, nunca un texto es demasiado largo, nunca hay demasiada prisa.
Encuentra el olor, el sabor, la imagen. Encuentra el mensaje.
Escribo mi película, tú lees mis líneas y ves la tuya.

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domingo, 31 de mayo de 2015

Esencias y escrituras automáticas.

Ya no eres esa niña rubia a mis ojos y dulce a los de todos. ¿Es cierto que ya somos mujeres, que no volveremos a ser niñas? Prepárate, porque al igual que el tiempo ha alzado tus pechos éstos muy pronto se sentirán atraídos por el suelo, tu pelo cambiará solo de color, tú no tendrás que hacerlo. Y dime, ¿qué habrás hecho hasta entonces?

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Me arde y duele el lado izquierdo de la lengua. El perfil bueno queroseno Natos hazlo de nuevo y qué bueno, qué bueno mi mensaje para Asel en su día. Te quiero Muriel, te quiero. Mi clase una grande e indivisible como el ejército... Tengo respaldo en el resplandor de este sol, sol nos vemos los dos, nos vemos; adiós, adiós... Billy Boy, comiéndome la cabeza.
Skagboys, hispaboys... Iago hazme un favor y ayúdame. Te quiero.
En el centro una flor. Cetro, féretro. Deja de rimar Irene, deja de rimar, lo haces mal, mal, el mar tar-de de-dos dos somos nosotros, ven, báilsame Instimissimi, Jorge Escorial...

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Estamos en Teis, ¿te acuerdas? No escucho el ruido de mis pensamientos porque otro ruido les supera. Y qué esperas. ¿Qué esperas del día de hoy, del de mañana? Los días son una espera infinita, hasta en tu último día, lo único que haces es esperar tu muerte. Hoy en un semáforo se me ocurrió pensar que paso mi tiempo caminando sobre nubes, huevos, cristales. Lo cierto es que somos peatones que en un semáforo en rojo no dudamos en buscar nuestro reflejo cuando el bus pasa a toda velocidad.

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Me volveis loca. Llevais todo el curso volviéndome loca.
Esa mirada fría podría conquistar cualquier cosa.
Recuerdo mi cumpleaños, la clase de Román Raña. Nuestro 0 en filosofía, nuestros silencios cuando podíamos hablar, nuestra particular manía de hablar cuando no debemos.
Haz un esfuerzo por recordar. No sé cómo decirte que me tienes, joder, me tienes, ¿no me quieres? ¿No quieres lo que tienes? Me hubiese encantado haber bebido lo suficiente cuando sé que nos vimos y nos ignoramos. No te hubiese ignorado, ¿me hubieses ignorado? No sé, me gustas. Te debo mucho. Vales mucho y a veces creo que no puedes darte cuenta.
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Cuando menos te lo esperas nace una flor en un puto desierto. Muriel, éste es nuestro desierto con mil y un espejismos y las flores, lo que estamos escribiendo. Miro mis zapatillas y pienso en los zapatos que me tiró mamá. Habían pisado Londres, había pisado Londres y es que una vez estuve tan lejos...