Despacio.Nunca es demasiado tarde, nunca un texto es demasiado largo, nunca hay demasiada prisa.
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domingo, 24 de enero de 2016

El miedo a cómo me hace sentir el miedo

Cuando el conflicto se vuelve problema, el problema obsesión, la obsesión un mundo aparte. No importa que yo envíe razón, voluntad, esfuerzo; no importa que duela, que moleste, que impida; no importa si estoy paralizada, entusiasmada o triste, el miedo juega en otra liga de sordos que tampoco miran por donde pisan. El miedo juega conmigo, me juega malas pasadas y me impide desplegar estas alas mientras las oportunidades se van sin que yo tenga la mía para alcanzarlas.

Soy incapaz de ver venir a la siguiente ola en la dimensión de mis emociones.

¿Te parece bien una entrada por mes? Ya nadie te escribe -ya no escribes- Eres como Risto Mejide cuando tuvo la gran idea deBasta. Te balanceas otra vez.
Soy demasiado sensible al movimiento del mundo. Me marean sus continuas vueltas.

Dame una razón para levantar estas ganas de la cama, que se vistan de seda, se miren con cariño en el lavabo y emprendan con fuerza otra oportunidad llena de preguntas a juego con el desconcierto que hace vibrar mis insectos interiores, con un sonido melódico, claro y limpio, esculpiendo el interior rocoso de este metro sesenta de fe y de sed. El agua acelera desde los nudos de mi pelo hasta el de mi garganta, deshace con el tiempo los primeros y sólo el primero me quita del segundo, porque no hay enredo mayor que el que creo y creyendo en él no pienso en nada más, sólo me obsesiono. Y veo el "sí o no" en la palabra "obsesiono" y me sigo diciendo "o sí o no" m u y   l e n t o . . . Mientras mi cuerpo cae rendido y no encuentra motivo por el que coger el sueño, agarrarlo y no soltarlo; este cerebro es el jugador número uno, no quiere apagarse. Pero sé que se me acaban las pilas y no he guardado la partida; mañana no tendré nada nuevo en la memoria, sólo miedo a cómo me hace sentir el miedo, como hielo frenando un barco, como esconder la mano por si la piedra existe.