Despacio.Nunca es demasiado tarde, nunca un texto es demasiado largo, nunca hay demasiada prisa.
Encuentra el olor, el sabor, la imagen. Encuentra el mensaje.
Escribo mi película, tú lees mis líneas y ves la tuya.

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domingo, 21 de junio de 2015

Esencias y escrituras automáticas (II).

James Joyce en mi mesita de noche, flores a mi abdomen, Muriel por todas partes, en todas partes, contigo. No aguanto un minuto más.
Quiero vivir, dar mi 100%, pero nunca es suficiente, siempre estoy cansada, cansada porque nunca es suficiente... La motivación es demasiado escasa.
Quiero unos labios que me hagan estar tranquila. La paz no tiene que ver con el exterior, esa dura un puto segundo. Arregla tus conflictos y busca tu paz, Dios no te va a guiar, no te va a salvar, te guiará tu propia voz, tu puta conciencia insana...

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¡Por lo menos William Faulkner y James Joyce estarán en mi examen y sé hablar de la escritura automática además de hacerla! Quiero unas vacaciones que aún así me hagan sentir útil y un curso que no me haga sentir lo contrario. Vaya éxito. Qué fracaso. Nuestro éxito es un fracaso.

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Sususueño Susi ven diles que sabes que dicen que quieres un Kinder Bueno!
Seguimos abrazadas a la aguja de los minutos que violentamente se mueve y arrastra consigo a nosotras y al tiempo.

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Paro y resbalo, me contradigo, sigo y disparo porque no puedo, no debo parar, no quiero, ahora sí siento que fluyo y aunque no hago lo que debo, estoy bien y por eso sé que no me estoy equivocando...

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Tenemos la edad que pensé que nunca tendríamos y yo unas ganas de llorar por esto que pensé que nunca sentiría.
Lo cierto es que echo raíces cada vez que camino y me riego con mis propias lágrimas.
Y sé que en algún momento dejaré de echar de menos, la historia se repetirá y el cambio continuará haciendo de las suyas. (Las agujas siguen dando las mismas vueltas, como yo hago).

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Disfrazamos la libertad de verano. Nos estamos quedando ciegos pero ya no vemos la tele y no nos interesa el encerado así que doblemente ciegos, aquí seguimos.

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Mantente fuera de mi alcance, como las mejores medicinas. Hablemos de la esclavitud de escribir.