Despacio.Nunca es demasiado tarde, nunca un texto es demasiado largo, nunca hay demasiada prisa.
Encuentra el olor, el sabor, la imagen. Encuentra el mensaje.
Escribo mi película, tú lees mis líneas y ves la tuya.

Seguidores

domingo, 25 de mayo de 2014

Del Universo conocemos menos de un 4%. Y tú, ¿qué sabes de mí?

Palpita el miedo en mi puta sangre. Ahora ya sé lo que es. Paladéalo, siente el terror, el pánico. Te tiemblan las manos. Él te da miedo, la situación te produce miedo. Sabes dónde está el peligro.
Tengo los ojos muy abiertos este domingo a las tres de la mañana. Entiendo su punto de vista, entiendo el mío, el de ella. Comprendo cada una de las reacciones porque soy humana. Comprendo la desesperación, la agresividad, la impotencia, el rechazo y el temor. Comprendo que se vea reflejado en el comportamiento de otros y que se desespere pensando que él por esa puta está sufriendo. Pero aquel no sufre tanto. Sabes meterte en la piel del otro demasiado bien. Sufres por los dos y te estás volviendo loco.
Como yo, bendita cordura cuando la tengo aunque sea a media jornada. Sé que querías tirarte, echarlo todo a perder, dejarlo, pero hay algo que nos mantiene aquí, unidos. Y qué difícil es ser felices sabiendo que somos escoria. Conociéndonos tanto. Yo por mi parte he perdido la fe en la raza humana.
Quiero mandarlo todo lejos, arrancarme esta puta piel, estos putos estereotipos que no quiero vestir, sentir, no quiero dormir, no quiero ser amable, hoy no, no quiero entretenerme. No me aportan nada esos consejos de vida sana, cuerpo sano, mente sana, familia feliz, sonríe, deja propina, haz ejercicio, bebe agua, no te drogues, aprende, hoy puede ser un gran día si tú lo quieres así. No entiendo de toda esta puta patraña.

Siento que la vida me ha arañado un poco. El corazón intacto como también el hígado, creo, el estómago un poco encogido y el cerebro a pleno rendimiento, ya sabes, no me deja en paz.

Otros se están muriendo. Nunca paran el tiempo por ti. Me lo imagino ahí, sonriendo, desangrándose y pensando: "lucha por mí, yo ya perdí mi tiempo". No quiero luchar por ti, no quiero luchar por mí. No quiero luchar por nadie.
Juro que quiero dar el 100% de mí. ¿Cómo puedo escribir con estos gritos? Mi conciencia grita mucho más alto y ya ves, sobrevivo como puedo.

Si es pastilla trágala, seguro que te hace bien. Se está bien aquí, está blandito, se ablanda, me ablando... Y me da pena, me da pena que unos tengan que llevar una vida dura para descubrir que la droga también lo es, mientras que otros, buscando evadirse del mediocre estrés de este siglo, lo descubren casi simultáneamente, con más cómplices callados que litros y gramos cerca.

Bienvenido al mundo que se acuesta cuando tú te levantas. De este también conozco menos de un 4%.

domingo, 4 de mayo de 2014

Precaución.

Estoy en construcción. Sé que soy inexperta y que lo que escribo vale muy poco. Sé que tengo que dejar que fluya. Lo escribo, lo paladeo un poco y lo borro. Esto funciona así. Para pasar página antes tengo que escribir en ella.

Lo habéis sentido. No hay ningún secreto. Alguna vez incluso hice trampa e intenté conmover sin estar conmovida. Empecé hablándoos de ansiedad, incluí alguna reflexión y me centré en escribir intentos de ensayos sobre las drogas en mi entorno y, sin relacionar un tema con el otro o relacionándolo, el panorama que vivo cada mañana siempre un poco más tarde de las nueve. Después de eso, me centré en experimentar con las pastillas para el sueño. Las ingería por la mañana, con los ojos no muy abiertos y mis "no... funcionan..." Intentaba escribir sobre ellas y no era capaz. Dormía bien. Al día siguiente se me olvidaba.
Ahora me dan asco y me doy asco. Pero eso no significa nada.

Hoy me siento especialmente libre y aquí me ves, esclava. Creo poder decir lo que quiero y quiero querer decir que puedo. Quise fingir y forzar mi ego para poder ser artista, pero la verdad, no puedo tanto.
Alguna vez intenté hacer más poesía que prosa y le gustó a todos menos a mí misma. Bendito sea aquello de lo que me sienta orgullosa y sea tan bueno que nadie lo comprenda.
Más recientemente, he pensado en el amor y he publicado poco para no matarme más tarde. Admiro mi propia prudencia. Ahora introduzco citas de libros y canciones que se repiten en mi cabeza. Iba a escribir sobre raperos, para mí poetas que no quieren parecer de la misma acera que yo. Hay algunos que me encienden, me inspiran, sin tocar me tocan y antes de que anochezca subo a la azotea a mirar el mar y la puesta de sol con un libro, convirtiéndome en la versión más sensible e inaguantable de mí misma. Hay versos que siguen ocupando mi cabeza sin control, como los pensamientos sobre qué estará haciendo mi hermano tan lejos, cómo venceré los miedos que me quedan y qué haré para mejorar todo lo que pueda. De momento se pone el sol. Y yo que había comenzado con la idea de que "un mal día para sentarse a escribir puede ser un gran día para sentarse a borrar"... Y ahora no sé cómo hacerme callar, pero al final siempre callo. Así con todo.