No creo que lleguéis a quererme y a creerme tan fuerte como para que me sienta arropada y duela de vez en cuando, de esa forma tan bonita que en el fondo te hace sentir que merece la pena el dolor. Está claro que soy un puzzle de mil piezas y no han sabido completarme. Han vuelto a mezclarlas todas para meterlas en una caja y abandonarla en el trastero. Estoy sola, a oscuras y hace frío. Digamos que no me va demasiado bien.
Lo que quiero decir es que me he desmoronado de nuevo. Hay gente que posee una elegancia insultante cuando llora, y esta elegancia me ofende porque es de la que carezco; entonces el sufrimiento por el que tengo ganas de llorar se junta con el que me impide hacerlo, y esas son mis sustancias sustitutivas al clásico cigarrillo, ese que grita contaminación y adicción. Pues lo mismo.
Tengo que fingir ser fuerte porque todos aparentan serlo y no sé, quizá me pisen.
Hacía tiempo que no lloraba así. Estoy cansada de reprimir sentimientos, digamos que si fuesen papeles en una papelera me paso la vida pisándolos y aplastándolos para que quepan más y más hasta que llega un momento en el que pasa esto.
Y es que lloro porque no veo a nadie llorar.
Siento que todos tenemos conversaciones de lo más superficial, porque nadie quiere recordar que un tanto por ciento de su vida son sonrisas que todo el mundo ve y el otro porcentaje son lágrimas de las que nadie va a hablar.
Estoy cansada de "¿qué tal el instituto?" "Odio al profesor de lengua" "¿Cuánto queda?" "¿Estudiaste?" Cuenta atrás hacia el verano a todas horas, música, películas, fútbol y gustos que nunca coinciden como quisiéramos, de la misma forma que un par de huellas dactilares no van a coincidir.
Hablando todo el tiempo de otra gente, de boca de la envidia, transmitiendo el odio.
Yo quiero un "a veces siento que no puedo más", "esta vida no me llena", "no sé qué me pasa" o "me falta algo"... Quiero que alguien me hable de lo que realmente todos queremos hablar si no fuésemos a ser juzgados, de lo que de verdad estamos pensando cuando hablamos, de los pensamientos y sentimientos que no pasan por nuestra propia censura, en parte involuntaria.
Me gustaría pasar una temporada en tu cuerpo, en tu mente, en tu vida para arrepentirme después. Y tú en la mía. Saldríamos aterrorizados. Quizá estemos hechos para ocupar cada uno el lugar que ocupamos, y la depresión es el resultado de una mente encarcelada en un cuerpo y una vida que no le corresponde. No puedo saberlo.
Me gustaría hacer poesía, pero os dejo esto. Algunos tienen alma de poeta, pero en mi caso me conformo con no ser un alma encerrada en una vida que no es la mía.
Me conformo así; seguiré dejando que estas mejillas se rieguen una vez al mes...