Camino por la calle y lo que me entretiene y obsesiona inconscientemente es mirarme en cada escaparate, cristal, retrovisor o cualquier otra superficie que pueda reflejarme. Me miro y me pregunto si voy bien, si estoy bien, si alguna de las numerosas personas que me cruzo pensará esto. Me encantaría que cualquiera me fichase por la calle y tuviese un buen pensamiento sobre mi aspecto.
No me conformo con mi físico. Puedo pasarme horas observándome en el cuarto de baño. Sonrío, dejo de sonreír y voy cambiando a ver en qué momento mi imagen en el espejo llega a agradarme y la verdad, nunca me veo tan mal como creo que ellos me ven. He ido creciendo junto a otras chicas, más bonitas o menos que yo. Todas han encontrado a alguien en algún momento de su vida, aunque sólo fuese un encuentro fortuito, un instante, dos desconocidos dejándose de sentir tan solos por una noche. Dos personas jugando, conociéndose y creando magia que siempre se acaba rompiendo, pero que te quiten el haberla tenido.
Yo sigo aquí y a solas, observándome y preguntándome qué cojones pasa conmigo.
Continúo mis días fingiendo que no me importa. Nadie se fija en mí y ya no aguanto, el ser humano no puede vivir sin amor. Yo también necesito un cumplido de vez en cuando, con suerte un 'te quiero' después de una colección de meses. Así que me arreglo y salgo, pero no abro la boca. Qué puedo hacer si esas perras en celo son mucho más avispadas que yo. Parlotean, se ríen, coquetean y se conforman con cualquier cabeza y el físico que consideren medianamente aceptable.
Una mujer sabia me dijo una vez: 'lo que tú sabes valorar, hay otros que también saben hacerlo.' Quizá algún día alguien encuentre en mí algo de valor y viceversa.
Sí, seguramente sí, pero tampoco será esta noche.
Despacio.Nunca es demasiado tarde, nunca un texto es demasiado largo, nunca hay demasiada prisa.Encuentra el olor, el sabor, la imagen. Encuentra el mensaje.Escribo mi película, tú lees mis líneas y ves la tuya.