Niñas de trece años con escotes hasta el ombligo, con fotos que dejan ver su poca capacidad para pensar y con un vocabulario que asusta.
Niñas que en menos de un par de años romperán su himen y, mucho antes, perderán la dignidad.
Sois un puto adorno, un objeto, un juguete, un pasatiempo. Pero ese tiempo también pasa para vosotras. Pasa, y no vuelve.
Éste es el lugar de los escotes en invierno, el lugar donde reina la necesidad absoluta de llamar la atención, donde los niños queremos vivirlo todo en un mismo periodo, y no nos damos cuenta de que, intentando llegar más allá de lo que deberíamos, la acera aún no está construida, y es muy probable que nos atropellen en una zona donde no deberíamos caminar.